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Writer's pictureNery Duarte

Sin Hacer Daño

En respuesta a la tragedia libanesa.


Este artículo fue escrito a partir de mi presentación a una red de directores y líderes de agencias cristianas de ayuda humanitaria que se reunieron hace 10 años para coordinar una mejor respuesta de ayuda después del terremoto de Haití de 2010. Mientras doy seguimiento a la respuesta de emergencia humanitaria que tiene lugar en Beirut, no puedo evitar comparar y ver cuántas de las mismas consideraciones que compartí sobre nuestra respuesta humanitaria haitiana se aplicarían ahora a la respuesta de ayuda humanitaria que tiene lugar en el Líbano.

 

Los desastres de Haití y ahora la tragedia de la ciudad de Beirut son en la historia moderna emergencias humanitarias muy complejas. Hoy en el país del Líbano, millones de personas se enfrentan y seguirán enfrentando a una tremenda escasez de todo lo que necesitan para poder sobrevivir. Como también sucedió en Haití hace diez años, las agencias humanitarias, junto con gobiernos que desean apoyarles se ven obligados a hacer esta pregunta: ¿Cómo podemos, de manera oportuna y apropiada, ayudar al pueblo libanés a satisfacer sus necesidades inmediatas y al mismo tiempo hacer posible que esta tragedia le dé este pueblo la oportunidad romper con un ciclo interminable de mala gestión y dependencia? Las respuestas no son tan sencillas.


Este artículo no necesariamente se refiere a las agencias humanitarias más grandes que responden a esta emergencia, ni a otros gobiernos que apoyan. Confío en que estos estén trabajando con posibles soluciones para el tema de inversión a largo plazo, en lugar de gastar al azar recursos confiados para un pueblo necesitado desesperadamente de asistencia humanitaria. En una búsqueda de respuestas sobre cómo ayudar al Líbano, las agencias de respuesta a emergencias deben ser sensatas e intentar incorporar mecanismos que empodere al país con soluciones a largo plazo y, a toda costa, eviten alimentar mas ciclos de corrupción y dependencia.


En general, la industria humanitaria ha aprendido muchas lecciones de emergencias anteriores y se ha convertido en una industria más profesionalizada. Es reconociendo y adoptando estas "lecciones aprendidas” que se pueden evitar errores cometidos en el pasado. Existe herramienta escrita sobre cómo no producir aún más daños durante emergencias humanitarias y códigos de ética y conducta como los proporcionada por el movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna, así como normativas y estándares para la asistencia humanitaria. Indudablemente todo esto se implementará. Junto con esto, la mayoría de las grandes agencias humanitarias se esforzarán por unirse al esfuerzo facilitado por las Naciones Unidas, que tiene como mandato apoyar a los gobiernos locales quienes son a su vez los responsables directos de velar por el bienestar de sus ciudadanos. (I)


La historia de Jesús alimentando a las 5,000 personas y sus familias puede darnos una guía sobre cómo abordar el desafío de proporcionar asistencia de manera sabia a personas desesperadamente necesitadas. La historia comienza con incertidumbres sobre cómo satisfacer sus necesidades y la forma en que Jesús responde a esas incertidumbres. Aunque el mundo puede tener suficientes recursos para satisfacer las necesidades básicas del pueblo libanes, es importante señalar que los recursos que Jesús multiplico de manera milagrosa procedieron de la misma multitud necesitada y del que podía tener menos: un niño. Debemos recordar que antes del terremoto haitiano, así como la parcial destrucción de la ciudad de Beirut que sus habitantes podían de alguna manera satisfacer sus propias necesidades y, a pesar de sus propias vicisitudes, tenían agricultura, comercio y actividades productivas propias. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Cómo podemos apoyar mejor sus fuentes de trabajo esto mientras evitamos intervenciones que podrían debilitar su autosostenibilidad?


Haciendo referencia a la historia de Jesús alimentando a los 5,000 la distribución de alimentos no los hizo Jesús mismo, sino sus discípulos. Jesús no buscó hacerse un nombre por sí mismo, aunque puede haber sido tentador. Teniendo esto en cuenta, la segunda pregunta que todas las agencias de asistencia, grandes o pequeñas, deberían hacerse en el Líbano es: ¿Cómo podemos facilitar para que las redes locales realicen su propio trabajo de asistencia, rehabilitación y desarrollo? La pregunta no debe limitarse a: ¿Cómo las agencias pueden dar asistencia directa? Necesitamos encontrar formas de dar apoyo a gobiernos locales, municipios y organizaciones comunitarias, a fin de fortalecerlos proporcionándoles un sentido de logros y así empoderar al liderazgo local.


El autor es plenamente consciente de que en el Líbano el mayor desafío para las agencias humanitarias será poder discernir en cual organización o institución política, comunitaria o religiosa se puede y debe confiar y que estas estén dispuestas a dejar por un lado sus propias agendas políticas, económicas o religiosas por el bien común de todo el pueblo libanes.


Durante el huracán Mitch en Honduras, una organización religiosa llego a donar varios camiones de suministros a una comunidad. Estos se distribuyeron entre la población necesitada. Simultáneamente, la municipalidad local estaba luchando para hacer frente a muchas de las mismas necesidades. Aunque la donación hecha por la agencia internacional fue bien intencionada, esto humilló los esfuerzos de las autoridades locales porque solo podían costear una donación pequeña en comparación con lo que la agencia internacional podía hacer. La agencia humanitaria se fue a los pocos días, sin embargo, la asistencia que brindaron generó un sentimiento de desconfianza entre los miembros de la comunidad hacia su liderazgo local.


Hace años, durante una gran inundación, observé a un equipo de respuesta de ingenieros del ejército que intentaba construir un camino a través de un pantano después de que el puente había sido destruido. Mucho esfuerzo miles de dólares fueron invertidos. Mientras tanto, solo un kilómetro más abajo me encontré con un pequeño camión cruzando por el pantano. ¡Los lugareños ya habían construido un camino y lo estaban usando! Los ingenieros no se habían molestado en mirar alrededor o hacer preguntas. Las agencias de ayuda establecidas deben hacer preguntas a la comunidad local: ¿A quién, dónde, y cuándo, sería la forma más eficaz que se debe asistir? Estas preguntas formuladas al liderazgo local pueden ahorrar tiempo y esfuerzo.


Antes de alimentar a la multitud que en realidad podría haber sido más de 10,000, Jesús hizo que se sentaran y fueron divididos en grupos pequeños. Jesús se aseguró de que las cosas estuvieran organizadas, ordenando a los proveedores de ayuda que tomaran acciones específicas. Como hicimos en Haití, debemos hacernos esta misma pregunta en el Líbano: ¿Cómo podemos asegurar que nuestra asistencia humanitaria optimizará la estrategia de asistencia coordinada por las redes comunitarias y gobiernos locales?


Una vez, en Nicaragua después de un huracán, me encontré con un equipo de trabajadores de socorro independientes construyendo una pequeña cantidad de bonitas casas de transición, pero justo al lado de este proyecto de una agencia de ayuda mucho más grande intentaba construir un número mucho mayor de viviendas de transición más básicas que servirían para beneficiar a un mayor número de familias. Los beneficiarios de las casas de la agencia de asistencia humanitaria más grande se sintieron descontentos cuando vieron casas más bonitas construidas por la ONG más pequeña. Esto ejemplo ilustra como un buen trabajo realizado de manera imprudente y desincronizado puede en realidad hacer más daño que bien.


Durante el milagro de Jesús de la alimentación de los 5.000, Jesús mismo hace la pregunta: ¿Dónde vamos a comprar pan para que estas personas puedan comer? El que tendría la respuesta está preguntando. Con demasiada frecuencia, nos entregamos a la arrogancia asumiendo que conocemos las respuestas. Hay muchas preguntas complejas que deben hacerse tanto ahora como durante esta emergencia humanitaria. Solo si nos comprometemos a escuchar con respeto a aquellos que están teniendo sus propios problemas y bregando con sus propias soluciones, podremos cosechar resultados duraderos.


Mientras trabajaba en Haití, fui testigo de un grupo de voluntarios de ayuda ​​que habían traído un camión lleno de leche en polvo para alimentar a un gran número de bebés en un campo de refugiados. Incluso un trabajador novato en la industria humanitaria debe saber que las madres que amamantan no deberían alimentar a sus bebés con leche que no sea la materna; porque cuando esta leche en polvo se agota también la capacidad de la madre para amamantar se habría agotado, lo que potencialmente condenara al bebe a sufrir severa malnutrición. En el Líbano, las agencias de ayuda humanitaria deben esforzarse por apoyar estrategias de autosostenibilidad y no invertir todos sus fondos en suplir necesidades de corto plazo.


Por último, en el relato de alimentar a los 5,000, después de que se les dio comida, Jesús se aseguró de que el lugar fuese limpiado con propósito obvio de respeto por el medio ambiente y la comunidad. La pregunta más difícil que se le plantea a cualquier organización que trabaje o pretenda trabajar en el Líbano será: ¿Qué legado dejaran? Solo hay dos posibilidades: un sitio desordenado y debilitado enfrentando aún más ciclos de malas gestiones, o un pueblo libanés empoderado y autosuficiente.


Nery Duarte, M. Div.


Otras lecturas del mismo autor:


https://www.creativephilanthropy.blog/post/generosidad-en-tiempos-de-desastre

https://www.creativephilanthropy.blog/post/giving-to-humanitarian-relief

https://www.creativephilanthropy.blog/post/giving-to-international-development


Bibliografía:


(I)

• Anderson, M. (1999). Do not Harm: how aid can support peace or war. Colorado: Lynne Rienner Publishers.

• Cahill, K. (2003). Emergency Relief Operations. New York: Fordham University Press and the Center for International Health and Cooperation.

• Janz, M. & Slead, J. (2000). Complex Humanitarian Emergencies: Lessons from Practitioners. California: World Vision International.

• Declaration of the Rights of the Child . http://www.cirp.org/library/ethics/UN-declaration/

• International Federation of Red Cross and Red Crescent Societies: The Code of Conduct http://www.ifrc.org/publicat/conduct/code.asp

• Lanham, M.(1998). Hard Choices: Moral dilemmas in humanitarian intervention. Maryland: Rowman and Littlefield.

• Lautze, S., (1997), Saving Lives and Livelihoods: The Fundamentals of a Livelihoods’ Strategy, Medford, MA: Feinstein International Famine Center.

• The Sphere Project: Humanitarian Charter and Minimum Standards in Disaster Response. (2008) Oxford, UK: Oxfam Publishing.


(II)

The Bible (1984). NIV Translation, Nashville: Holman Bible Publishers

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