Sobre los desafíos a la asistencia humanitaria en Haití y Líbano.
Hace diez años, me invitaron a compartir en una conferencia en Ginebra, Suiza. En esta conferencia mi labor era presentar un informe sobre los desafíos que enfrentaba nuestra organización al brindar asistencia humanitaria en Haití. Es algo evidente descubrir que mis observaciones son relevantes y muy similares a los desafíos de respuesta humanitaria que enfrentan hoy los organismos de asistencia humanitaria en el Líbano.
La asistencia humanitaria está destinada a brindar ayuda a las personas afectadas por desastres naturales o provocados por el hombre mismo. Desafortunadamente, cuando no se tienen en cuenta todos los problemas contextúales que enfrenta un país, esta asistencia que tiene como objetivo brindar alivio a las personas en necesidad también puede causar complicaciones tanto a los donantes como a los destinatarios. Debido a esto, la industria humanitaria ha trabajado arduamente para desarrollar códigos, estándares y estrategias para disminuir el impacto negativo que puede causar la asistencia humanitaria. Sin embargo, en la práctica, todavía estamos muy lejos de comprender las limitaciones, los mandatos y las complejidades de la asistencia humanitario especialmente in países con sus propias complejidades políticas, sociales y económicas. El objetivo de esta presentación es explorar el alcance y las limitaciones de la asistencia humanitaria de organismos internacionales y esta presentación se hace con un esfuerzo deliberado por promover un enfoque de “no hacer daño” al implementar la pronta entrega de asistencia humanitaria.
La asistencia humanitaria se ve obstaculizada cuando no existe un gobierno competente. La responsabilidad principal por el bienestar de las comunidades afectadas por calamidades recae en las comunidades mismas y sus gobiernos locales y nacionales. Esta responsabilidad debe ser plenamente reconocida y asumida por los líderes políticos nacionales. Cada gobierno es moralmente responsable de garantizar una atención mínima adecuada a las personas que presiden. Las agencias humanitarias y de socorro solo pueden llegar tan lejos y tan rápido como los gobiernos locales lo permitan. En el caso de países con estados fallidos o casi fallidos, la pronta entrega de ayuda humanitaria puede ser un desafío para las agencias humanitarias. Esto se debe a que la ayuda a menudo tiene que desembolsarse al mismo tiempo que los líderes políticos elaboran o legislan prioridades. Este proceso en sí mismo puede ser a veces problemático y contradictorio. Las agencias humanitarias tienen que depender de esos pasos, ya que la pronta entrega de ayuda solo puede ser tan eficiente como la siguiente persona en la jerarquía burocrática a cargo de interpretar o implementar legalidades o prioridades del gobierno local. Esto puede significar que un solo burócrata en un puerto de entrada o en un centro de operaciones puede retrasar la asistencia humanitaria muy urgente durante días e incluso semanas, mientras busca cumplir o comprender las regulaciones o mandatos en constante cambio. Las agencias de ayuda dependen en gran medida de la eficacia y visión de las autoridades locales. Por lo tanto, el gobierno local tiene la seria responsabilidad de crear los marcos legales y operativos que permitan a las agencias humanitarias operen de manera oportuna y eficiente.
En una ocasión, dirigí un convoy de ayuda humanitaria a un país que sufría las secuelas de un huracán. Envié toda la documentación pertinente con anticipación. Al llegar a la frontera, los oficiales de aduanas ya estaban esperando nuestro convoy. Pasamos la frontera en media hora y llegamos a la capital, donde las autoridades de defensa civil del aeropuerto tenían un avión esperando nuestros suministros. Los últimos recorridos fueron realizados por un par de helicópteros que también fueron coordinados por las autoridades locales. En el otro extremo, 400 familias recibieron suministros de socorro que tanto necesitaban dentro de las 24 horas posteriores a mi partida. Por el contrario, en otro país afectado por un desastre, tuvimos un barco lleno de suministros en el puerto de entrada durante cuatro semanas mientras las autoridades del puerto elaboraban los documentos de autorización y luego los interpretaban. Después de cuatro semanas, se necesitaron otras cinco semanas más para hacer un inventario y despacho, además de varias semanas para entregar la ayuda. Finalmente, después de al menos cuatro meses, la asistencia de emergencia se entregó a la comunidad dicha asistencia; sin embargo, además de todos estos retrasos, una estratega de distribución deficiente por parte de las autoridades locales provocó aún más retrasos.
La asistencia humanitaria se ve obstaculizada cuando los donantes y receptores no comprenden sus costos y desafíos. En circunstancias normales, una comunidad recibe productos básicos como alimentos a través de una red logística existente ya que la comunidad cuenta con vías de transporte, puertos e infraestructura como almacenes, tiendas, escuelas, hospitales, etc. Durante una emergencia, toda esta estructura puede verse parcial o totalmente afectada, esto porque el gobierno local ha perdido su capacidad de proveer una estructura logística y legal para que la asistencia humanitaria se pueda entregar de manera oportuna. Por ejemplo, los suministros que previamente habían sido enviados por tierra deben enviarse por aire con un costo más alto. Aunado a estos desafíos, cuando la logística terrestre se ve comprometida, se debe restaurar y poner en marcha una estructura logística para almacenar y distribuir los suministros de socorro, como el almacenamiento, el inventario, la seguridad y un plan de distribución adecuado por tierra y mar. Sumado a esto, las agencias humanitarias, que dependen de la confianza de los donantes, deben hacer todo lo posible para garantizar que todos los procesos de socorro tengan una rendición de cuentas adecuada.
Otro ejemplo del alto costo de la ayuda: un gobierno local que normalmente gasta $ 100 dólares al mes para asegurar una educación adecuada para un niño ya no pueden hacerlo después de una tragedia. El costo podría aumentar considerablemente dado el hecho de que la infraestructura que anteriormente estaba en funcionamiento ahora debe ser restaurada o reconstruida. Este también sería el caso de servicios como refugios, salud, alimentación y agricultura, seguridad, etc.
Haití se enfrenta actualmente al alto costo de la vivienda. Para proporcionar vivienda a miles de familias sin hogar, el gobierno debe incluir en sus presupuestos los costos de adquisición o restauración de terrenos apropiados junto con servicios como electricidad, agua y saneamiento, caminos de acceso, parques, escuelas, hospitales, seguridad, etc. Tomando todo esto en consideración, el costo real de construir una sola casa de transición después del desastre en Haití es aún mayor que el de construir una casa nueva antes del desastre. La inversión para construir y restaurar todos los servicios relacionados con el adecuado funcionamiento de una comunidad es una labor costosa. Estos esfuerzos también deben tomar en consideración la restauración o el apoyo al empleo comunitario y la industria del comercio, etc. Como tales, las agencias de ayuda deben confiar en la funcionalidad política y operativa de las autoridades nacionales y locales, ya que las agencias de asistencia internacionales no pueden asumir ese costo sin el liderazgo y eficiencia de las autoridades locales.
Otro ejemplo más es la entrega de ayuda alimentaria y medicamentos a las personas afectadas por calamidades. Esto también puede ser un asunto con muchos desafíos logísticos ya que la implementación de la entrega requiere la construcción de una red logística compleja para así poder brindar asistencia expedita. Además, los alimentos, así como la asistencia médica, dependen especialmente de reglamentos del saneamiento con sus limitaciones de tiempo por ejemplo las fechas de caducidad o la contaminación debida a las inclemencias del tiempo debido a la falta de higiene en los puertos de entrada o una rotura de la cadena de frío que pueden encarecer o impedir la entrega de suministros humanitarios.
La asistencia humanitaria se ve obstaculizada cuando no va acompañada de una estrategia de reducción de riesgos y desarrollo de la resiliencia. Los factores que causan tragedias humanitarias pueden prevenirse o al menos mitigarse para que la tragedia no golpee en primer lugar. Por el contrario, si lo hace, al menos las comunidades están bien preparadas para volver a la normalidad. En comunidades donde no se han aplicado esfuerzos de prevención ni mitigación, los efectos de la tragedia pueden ser aún más profundos y expansivos. La construcción de presas puede prevenir inundaciones; las campañas de inmunización y educación pueden prevenir la propagación de enfermedades mortales; los sistemas adecuados de alerta temprana pueden mitigar los daños durante una tormenta; Las técnicas de construcción adecuadas pueden mitigar los efectos de los terremotos. Crear conciencia en la comunidad sobre los riesgos y vulnerabilidades mediante el mapeo de riesgos y abordar los desafíos prioritarios puede mitigar los impactos de emergencia, etc. Sería una estrategia adecuada si los gobiernos y las agencias humanitarias incluyesen elementos de planificación del desarrollo económico en su respuesta. Tales consideraciones contribuirían a los aspectos de prevención y mitigación de sus programas de socorro para que no tuvieran que lidiar repetidamente con los mismos problemas en caso de que una tragedia golpeara nuevamente.
Cuando se entrega ayuda humanitaria a una comunidad, debe ir acompañada de herramientas y estrategias que tengan la seguridad de no causar daño y que reconozcan y aborden todos los factores que agravan aún más la vulnerabilidad de la comunidad durante una tragedia. Por ejemplo, antes del terremoto, Haití tenía planes y códigos de construcción urbana bastante deficientes. Como resultado, muchas de las casas y edificios públicos colapsaron durante el terremoto. Al proporcionar infraestructura y ayuda para albergar a los haitianos, las agencias de ayuda deben abogar firmemente e incorporar códigos de construcción y seguridad apropiados para que la misma tragedia no se repita, o al menos, se mitigue.
La asistencia humanitaria se ve obstaculizada cuando no va acompañada de una estrategia de desarrollo. La ayuda humanitaria está destinada principalmente a brindar alivio temporal a las personas afectadas por la tragedia. Cuanto más subdesarrollada sea la zona afectada, mayor será la inversión para devolverla a una senda de recuperación. Los recientes terremotos en Chile y Haití son buenos ejemplos, aunque ambos países sufrieron daños por miles de millones de dólares. Chile ha podido recuperarse de la tragedia, aunque su curso de desarrollo se verá afectado en cierta medida. Al mismo tiempo, Haití tardará años en recuperarse. La ayuda humanitaria está destinada a brindar a las personas herramientas básicas de supervivencia a corto plazo, mientras que la ayuda al desarrollo tiene como objetivo crear la estructura para que las personas construyan sus propias herramientas a fin de garantizar un bienestar digno y sostenible.
Invertir en desarrollo significa crear las condiciones propicias para que las personas sean autosuficientes. Un gobierno que no tenga una estrategia para crear autosuficiencia y medios de vida sostenibles tendrá que seguir brindando ayuda a sus ciudadanos de manera indefinida. Los proveedores de ayuda humanitaria deben evaluar cuidadosa y continuamente el alcance de la ayuda brindada, ya que existe el peligro de crear demasiada comodidad para los beneficiarios, lo que obstaculiza su propia capacidad para cuidarse a sí mismos y crea condiciones de dependencia. Como dijo una vez Einstein, "la necesidad es la madre de la invención". Desafortunadamente, a veces esto solo puede suceder cuando una agencia de ayuda humanitaria se va, es solo entonces cuando los receptores de ayuda pueden comenzar a desarrollar sus propios mecanismos de supervivencia.
Nery Duarte
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